viernes, 25 de octubre de 2013


    carta
QUINCE  AÑOS DE AUSENCIA PAPÁ
Hace quince años,  de mis labios, no pronuncio el nombre de mi padre, esa palabra me ha hecho ajeno, me quiebra, me entristece, mi da nostalgia. Durante mucho tiempo también me da fuerzas, aunque si necesito de su voz, para estar vivo. Mi padre estando fuerte, se fue rápido porque la muerte en un instante le llegó y se la llevó, un día le escuche decir,” la muerte es una bella mujer, que cuando esta frente a ti, te engatusa, te enamora, y te lleva en su manto”.
 A mi padre no lo puedo ver, como los que si tienen padre y le ven. No lo puedo abrazar como los que  tienen y le dan un abrazo, aunque hay otros, no, pero tienen padre. Los que ya perdieron me comprenderán, qué es,? estar sin la voz de  un  padre y sin su autoridad.
Hay días que necesitó de su abrazo, escuchar su voz, que me dijera, HIJO MIO y  yo responderle, PAPÁ.
MI padre  una persona sabia, no nos expresaba su cariño,  pero si nos quería,  seria frío pero sabia querernos, y es de él, que se necesita  su voz. Hace quince años que mi padre  partió,  por más que necesito un abrazo, no esta,  él como esta frio, su sentimiento esta frio,  y esa frialdad desde que murió hasta el momento  lo siento, esta presente.
Porque ? escribo de mi padre,  porque  siento  su ausencia, porque ese vacío persiste.  No estarás en vida pero el recuerdo me lleva a esos momentos  que tú  luchaste, a esos últimos meses que caminamos  juntos. Hoy no quiero hablar el lado malo, no quiero juzgarte. Quiero hablar del hijo que perdió a su padre y que le hace falta.  Porque ni el hermano mayor puede ocupar ese espacio.
Hay veces la tristeza me gana, y prefiero no recordar,  pero esa tristeza también requiere de ti,  si estuvieras vivo me dijeras, que haces llorando como una mujer , no es que lloro, es que hace años que no pronuncio, padre, hace años que la muerte te aparto, te separo, te alejó. Recuerdo el esfuerzo para salvarme mi pierna izquierdo, recuerdo como te enfrentaste para salvarlo y lo lograste.
Padre tú con fuerza vivías, yo vivo con debilidad, estaré hombre, pero  estoy formado débilmente y de eso tengo miedo, de lo débil.
Dichosa la muerte, no es egoísta, pero se lleva a los que más quieres, no sabe escuchar las suplicas y no sabe comprender el sufrimiento.
Escribo esto porque no podre decir más, PAPÁ, a nadie
 

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